Si bien es una gran preocupación para Donald Trump y el Pentágono la creciente influencia de China en el panorama político asiático, no es el único gobernante y país preocupado.

Narendra Modi, el primer ministro del otro gigante asiático, la India, también está muy preocupado por el mismo tema, y lo ha demostrado recientemente a través de eventos protagonizados por la denominada Generación Z (de zapallo).

El 30 y 31 de agosto tuvo lugar en Tianjin (China) la 25ª reunión del Consejo de Jefes de Estado de la Organización de Cooperación de Shanghái (OCS), alianza internacional creada en 1996 bajo el nombre de los Cinco de Shanghai. A la misma había sido invitado, el presidente de Indonesia, Prabowo Subianto, quien no pudo asistir debido a los violentos incidentes producidos en su país a partir del 26 de agosto, presuntamente debidos a la censura de algunos portales de Internet (casualmente el mismo pretexto esgrimido pocos días después en Nepal). Subianto asistió posteriormente a los festejos por el 80º aniversario de la victoria sobre el nazismo y el fascismo en Pekín. Nepal, un país con 147 mil km2, un poco más de 30 millones de habitantes, un PBI de U$S 75 mil millones, un ingreso por habitante de U$S 2350 al año y fronteras con los dos grandes gigantes asiáticos, es el otro caso. El intento del gobierno de prohibir las redes sociales desató a partir del 7 de setiembre una ola de violencia que causó la muerte de 92 personas, el vandalismo contra edificios públicos con daños millonarios en dólares y la renuncia del primer ministro KP Sharma Oli, debiendo finalmente intervenir el ejército para restablecer el orden. Utilizando las redes sociales, los manifestantes eligieron un primer ministro interino, recayendo el nombramiento en Sushila Karki (73) expresidenta del Tribunal Supremo y firme defensora de la lucha contra la corrupción,  primera mujer en ocupar el cargo, que pertenece, casualmente, a la élite administrativa nepalí que se formó en la India.

Las victorias de los izquierdistas Partido del Congreso y el Comunista Maoísta (PCM), que llevaron al establecimiento finalmente de la República de Nepal y la eliminación de la monarquía, generaron fuerte descontento en la India, lo mismo que la participación del país en la 25 cumbre de la Organización de Cooperación de Shanghái (OCS) a fines de agosto pasado.

En realidad, la India tiene un rechazo pronunciado hacia el comunismo, como lo demostró en 1959 organizando una serie de “protestas civiles” para derrocar al primer gobierno comunista estatal elegido democráticamente liderado por el Partido Comunista de la India (CPI) bajo EMS Namboodiripad, con la invocación del Artículo 356 de la Constitución por el gobierno central indio.

Lo sucedido en Indonesia y Nepal con las redes sociales se corresponde con lo realizado por varios gobiernos en el mundo para evitar la manipulación de la opinión pública con la utilización de noticias falsas o distorsionadas, como ocurrió en el Brasil con la red X (ex Twitter), Myanmar, Pakistán, Irán, Etiopía, Turquía.

No en vano India se ha volcado hacia una alianza estratégica con Rusia, rubricada por la visita de Vladimir Putin a Nueva Delhi el 4 y 5 de diciembre. El juego del mahong en el Himalaya tiene pues un claro ganador, que es la India, que se recupera así de los sinsabores tras la pérdida de Bangladesh en julio del año pasado tras una serie de violentas protestas contra la primera ministra Sheij Hasina Wazed después de 15 años en el poder. En noviembre pasado fue declarada culpable de crímenes de lesa humanidad por un tribunal. Hasina atribuyó lo sucedido a Wáshington por no haber accedido a permitir que Estados Unidos utilizara una isla del golfo de Bengala para establecer una base, o sea un tiro por elevación al gobierno de Narendra Modi.

Estados Unidos ha ido tejiendo una red de gobiernos hostiles a China, por ejemplo en la guerra civil, estimulada por Occidente, en Myanmar (2021); en los disturbios en Sri Lanka (2022) sometiéndola a la dictadura del FMI; en el fallido autogolpe en Corea del Sur (2025); en el reciente conflicto fronterizo Pakistán-India.

Más allá de estas piezas del tablero geopolítico global, si bien las tensiones entre los dos gigantes asiáticos se han mitigado, entre otras cosas por ser ambos piezas importantes de los BRICS, no se han diluido del todo, como lo que sucede con Cachemira, donde China controla parte de la región.