El viernes 19 se cumplieron 24 años del asesinato de Claudio “Pocho” Lepratti a manos del efectivo de la Policía de Santa Fe Esteban Velázquez, en medio del convulsivo proceso que se vivió en todo el país tras la caída del gobierno de Fernando de la Rúa. El jueves 18 tuvo lugar un fogón simbólico en su memoria, en la Plazoleta del Pocho en Rosario, ubicada en la intersección de Boulevard Montoneras y Sarmiento, donde el mártir entrerriano cayó abatido en el techo de la escuela No. 756 del Barrio Las Flores, que está presente en la mente de muchos, y sobre todo de los rosarinos. La consigna “Pocho vive”, está por todas partes, en paradas de colectivos, edificios, postes de luz, desde Granadero Baigorria hasta Puerto San Martín, desde el gigante de Arroyito hasta el predio leproso. De vez en cuando, manos anónimas tapan las inscripciones, pero al otro día reaparecen más lozanas y frescas todavía, si cabe.

Por supuesto, no fue la única víctima fatal de aquellas luctuosas jornadas: otros ocho santafesinos cayeron bajo las balas de la policía de Carlos Reutemann.  ¿Por qué entonces sigue presente en las mentes de las personas lo sucedido con este exseminarista de 35 años?

Porque se ha convertido en símbolo de lucha contra la injusticia que interpela a través del tiempo, toda vez que se viven momentos de zozobra en los sectores populares como los actuales, con su ola de despidos y desocupación que sume en la angustia a miles de argentinos y argentinas.

Primero fue León Gieco quien con el acompañamiento de Pibes Chorros desgranó los versos de “El ángel de la bicicleta” para recordar el episodio. Luego, año tras año, ese recuerdo vivo se plasma en eventos tanto en rosario como en Concepción del Uruguay, la patria chica de Pocho.

En setiembre de año pasado, mediante la Ordenanza No. 7638 de la Municipalidad de Rosario, impuso el nombre de Claudio “Pocho” Lepratti a una plaza local, según consta en el boletín No. 34 de dicha repartición pública.