El domingo 26 de octubre, mientras en la Argentina el acto eleccionario concitaba la atención de propios y extraños, en un pequeño país del Atlántico Norte la izquierda daba un batacazo y Catherine Connolly (68), una psicóloga clínica y abogada, con el 63,36% de los votos se erigía en la tercera mujer (Mary Robinson(1990-1997) y Mary McAleese(1997-2011) en llegar a la presidencia del Eire que asumirá en el cargo este noviembre. Obtuvo el porcentaje más elevado y el mayor número total de votos que cualquier candidato presidencial de la historia. La izquierda socialista, en particular People Before Profit (PBP) y activistas independientes de izquierda, fue una componente crucial de la campaña.
No es cuestión de feminismos trasnochados. Heather Humphreys, su contrincante conservadora, obtuvo el 29,5%, apoyada por los históricos partidos de la derecha irlandesa: Fine Gael y Fianna Fáil (Guerreros del futuro en gaélico). Paradojas de la historia, este último fue fundado en 1926 por Eamon de Valera y Constance Markievicz, la condesa roja, al escindirse del Sinn Fein (Nosotros mismos) en protesta por haber firmado el tratado Anglo-irlandés que consagraba la división de Irlanda que continua hasta nuestros días.
El refrán dice que no hay adversario pequeño. Connolly, un apellido de históricas reminiscencias en el país, fue subestimada por la mayoría de los analistas políticos, fundamentalmente por su postura crítica hacia la Unión Europea y la OTAN, su apoyo a Palestina desde su banca de diputada y su crítica a Israel por el genocidio en Gaza y su fuerte crítica a lo que llamó “la militarización de Occidente”. Al igual que Dwight Eisenhower en su discurso de despedida de la Casa Blanca en 1961, ha denunciado enérgicamente al“complejo militar-industrial europeo” y comparó el aumento del gasto armamentístico de la OTAN y la UE con la situación de la Alemania de la década de 1930, tema este último que ha empezado a preocupar a los analistas del Pentágono porque vislumbran que al socaire de la OTAN puede resurgir el IV Reich.
Como en otras partes del mundo, el abstencionismo fue la estrella de la jornada:
sólo el 45,2% de los votantes acudió a las urnas (3,6 millones), a los que se sumó un inédito 13,2% de votos nulos porque los electores conservadores estaban desconformes con las candidaturas de su sector. La juventud rechazó a los partidos conservadores y votó por alguien que ofrecía esperanza y una alternativa.
Irlanda es una república parlamentaria, el cargo de presidente tiene más bien un carácter ceremonial y sus poderes son limitados, pero representa al país ante el mundo y tiene un poder tanto moral como simbólico en la sociedad.
En sus primeras declaraciones luego del acto eleccionario, Connolly se comprometió a mantener la neutralidad irlandesa (Irlanda es el único país europeo que no forma parte de la OTAN), fiel a su política de valorización de los derechos humanos: “Juntos podemos configurar una nueva república que valore a cada persona, que celebre la diversidad y que tenga confianza en nuestra propia identidad. A quienes no votaron por mí, y a quienes anularon su voto, déjenme decirles que seré una presidenta inclusiva, que escucha. Una voz por la paz. Una voz que defienda nuestra neutralidad”.
Por supuesto que al igual que en el resto del mundo, la derecha no bien se definió su candidatura empezó una campaña agresiva e insultante hacia Catherine: Desprestigiarla hasta el tuétano”, fue la estrategia desplegada, pero no les sirvió de nada. Connolly nunca vaciló ante los ataques, no cedió ni un ápice y no se disculpó por sus definiciones.
Connolly también destacó como tenaz activista a favor de la inversión en la Gaeltacht y del apoyo a la lengua irlandesa. El hecho de que aprendiera a hablar irlandés con soltura con 40 años de edad subrayó su compromiso con la lengua
Según anunció luego de la elección, su primer viaje al exterior será a
Gaza, para llevar la solidaridad del pueblo irlandés al pueblo palestino.
La gran lección es que si la izquierda se une y busca movilizar a la población, puede ganar, no sólo la presidencia sino la mayoría necesaria en el Parlamento para llevar adelante propuestas que tiendan a superar la crisis interna que se expresa por ejemplo en la escasez.
Al decir de Alfredo Zitarrosa, es un pueblo que camina hacia el socialismo y lleva a mucha gente de la mano. Como dijera el histórico líder irlandés de la Pascua Sangrienta de 1916, James Connolly, en 1897: “Si mañana expulsáis al ejército inglés e izáis la bandera verde sobre el castillo de Dublín, a menos que os pongáis a organizar la República Socialista, vuestros esfuerzos serán en vano.”
